17 de abril de 2016

PRACTICAR EL PERDÓN



Perdonar significa dejar atrás cualquier dolor o rencor del pasado, todo aquello que nos hizo daño. Cuando perdonamos nos liberamos de una gran carga emocional que llevamos sobre nuestros hombros y que nos impide disfrutar de la vida. En realidad, no perdonamos para beneficiar al otro, sino  para liberarnos a nosotros mismos.  

El perdón es tremendamente  práctico y útil. Es importante aceptar que sentimos dolor, enojo, rabia, o cualquier otro sentimiento que tengamos y es necesario dejar salir todas las emociones que tenemos en relación a la persona o situación al respecto. Como en cualquier cambio, el primer paso es la aceptación de lo que está ocurriendo en nuestro interior. No hemos de tener miedo de mirarnos con sinceridad y sobre todo, sin juzgarnos.

 Con frecuencia habrás oído la frase “Yo  perdono pero no olvido”. Te aseguro que si no te has dispuesto a dejar marchar el dolor, la ira u otras emociones similares, realmente no ha habido ningún perdón. Para liberarnos de la pesada carga del recuerdo que nos lastima y limita, debemos primero olvidar y luego perdonar. Recuerda siempre que  el primer beneficiado en perdonar eres tú. 

No son los hechos los que nos hacen sufrir sino el significado que le dimos al acontecimiento. Es el cómo cada quien percibe, ve, oye y siente la experiencia y como lo graba en su memoria, junto a las reacciones  que acompañan a esas emociones, lo que nos hace sufrir y nos “engancha” con la situación y con aquel que creemos nos hizo daño. No resulta fácil perdonar cuando sentimos que se nos ha herido profundamente y de una forma u otra estamos cayendo en el victimismo, algo realmente peligroso, pues desempeñando el rol de la víctima, nos vamos cargando con más y más emociones destructivas y así ensombrecemos nuestra vida. 

Piensa por un momento en estas preguntas: 

¿Realmente es más importante seguir perpetuando aquello que tanto te ofendió e hirió que sentirte libre y feliz?

¿Qué te aporta en tu presente albergar esos sentimientos de ira o dolor?  
Si te tomas unos minutos para responderte a estas preguntas desde la objetividad, es muy posible que comprendas que es absurdo mantener esa postura. Practicar el perdón es un hábito saludable en el sentido más literal de la palabra, pues cuando existe falta de perdón, existe bloqueo mental y emocional que tarde o temprano puede ser causa de trastornos físicos que desemboquen en una enfermedad.

Perdonar, nos libera de nuestras limitaciones y es en realidad un acto de amor hacia nosotros mismos.


Ángeles Torres