Perdonar significa dejar atrás cualquier dolor o
rencor del pasado, todo aquello que nos hizo daño. Cuando perdonamos nos liberamos de una
gran carga emocional que llevamos sobre nuestros hombros y que nos impide
disfrutar de la vida. En realidad, no perdonamos para beneficiar al otro, sino para liberarnos a nosotros mismos.
El perdón es tremendamente
práctico y útil. Es importante aceptar que sentimos
dolor, enojo, rabia, o cualquier otro sentimiento que tengamos y es necesario dejar
salir todas las emociones que tenemos en relación a la persona o situación al
respecto. Como en cualquier cambio, el primer paso es la aceptación de lo que
está ocurriendo en nuestro interior. No hemos de tener miedo de mirarnos con
sinceridad y sobre todo, sin juzgarnos.
Con frecuencia habrás oído la frase “Yo perdono pero no olvido”. Te aseguro que si no
te has dispuesto a dejar marchar el dolor, la ira u otras emociones similares, realmente
no ha habido ningún perdón. Para liberarnos de la pesada carga del recuerdo que
nos lastima y limita, debemos primero olvidar
y luego perdonar. Recuerda siempre que el
primer beneficiado en perdonar eres tú.
No
son los hechos los que nos hacen sufrir sino el significado que le dimos al acontecimiento. Es el cómo cada quien percibe, ve, oye y siente
la experiencia y como lo graba en su memoria, junto a las reacciones que acompañan a esas emociones, lo que nos
hace sufrir y nos “engancha” con la situación y con aquel que
creemos nos hizo daño. No resulta fácil perdonar cuando sentimos que se nos ha
herido profundamente y de una forma u otra estamos cayendo en el victimismo,
algo realmente peligroso, pues desempeñando el rol de la víctima, nos vamos
cargando con más y más emociones destructivas y así ensombrecemos nuestra vida.
Piensa por un momento en estas preguntas:
¿Realmente
es más importante seguir perpetuando aquello que tanto te ofendió e hirió que
sentirte libre y feliz?
¿Qué
te aporta en tu presente albergar esos sentimientos de ira o dolor?
Si te tomas
unos minutos para responderte a estas preguntas desde la objetividad, es muy
posible que comprendas que es absurdo mantener esa postura. Practicar el perdón
es un hábito saludable en el sentido más literal de la palabra, pues cuando
existe falta de perdón, existe bloqueo mental y emocional que tarde o temprano
puede ser causa de trastornos físicos que desemboquen en una enfermedad.
Perdonar, nos libera de nuestras limitaciones y es en realidad un
acto de amor hacia nosotros mismos.
Ángeles Torres