El estrés es un mecanismo para la supervivencia, una respuesta natural de nuestro cuerpo para afrontar el peligro. Cuando se produce alguna situación que consideramos amenazante, el organismo reacciona desactivando algunas tareas y activando otras y liberando en el torrente sanguíneo una gran cantidad de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Esto genera un estado de alerta máxima: los músculos se tensan preparándose para la huida o para la lucha y la atención se focaliza al máximo sobre lo que está sucediendo.
Éste es un buen mecanismo si te encuentras perdido
en la selva y aparece un león de repente. Pero
el problema surge cuando el
estrés se instala en nuestras vidas ante ciertas situaciones en las que el
peligro no es real, aunque nuestra mente lo perciba así.
En muchas ocasiones, el estrés se da porque no somos capaces de establecer límites
y nos sobrecargamos de trabajo, actividades, compromisos… Sea cual sea la
causa, cuando esta respuesta natural se da en exceso nuestra vida cotidiana
puede convertirse en una pesadilla.
Lo cierto es que el estrés no lo provocan los problemas
o las situaciones, sino nuestra manera
de verlo. Esto desencadena una serie
de reacciones en nuestro organismo que nos afecta físicamente provocando una
serie de anomalías patológicas : cambios en el ritmo cardiaco, alteración de
secreción en los jugos gástricos, trastornos en el sistema inmunológico etc.
Cuando el estrés se convierte en
algo crónico pueden surgir enfermedades cardíacas, diabetes,
pérdida de concentración y de memoria, insomnio, nerviosismo, fibromialgia o trastornos de
ansiedad.
Así pues, podemos decir que aunque el estrés es creado en nuestra mente, lo percibimos como
síntomas físicos.
Reiki
tiene
efectos maravillosos para eliminar el estrés, puesto que es un sistema práctico
y eficaz para tratar tanto los síntomas como las causas. Una de sus principales
ventajas es que no depende de las creencias ni capacidades de las personas, ya
que no necesitas meditar, visualizar etc. Su aspecto práctico encaja muy bien
con el estrés laboral, por ejemplo, porque Reiki
"va al grano", tratando los síntomas de forma inmediata a la vez que
trabaja aspectos más profundos a nivel inconsciente.
Una terapia con Reiki
para tratar el estrés nos ofrece ofrece los siguientes beneficios:
- A corto plazo: alivia los síntomas psicológicos (nerviosismo, ansiedad, depresión) y físicos (tensión muscular, migrañas, mareos) que acompañan al estrés.
- A medio plazo: eleva el nivel vibratorio del cuerpo de energía, haciendo que el organismo tenga más poder de sanarse a sí mismo. A nivel mental, la persona se va liberando de los límites que le están condicionando a la hora de percibir la realidad. Esto genera un cambio de actitud y de respuesta frente a las situaciones que generaban el estrés.
- A largo plazo: Reiki trabaja clarificando las causas que han dado lugar al exceso de estrés, haciendo que la persona las comprenda, las acepte y pueda transmutarlas. De esta forma, esas situaciones que antes nos causaban sufrimiento dejarán de afectarnos y comprobaremos que, curiosamente, empiezan a desaparecer de nuestras vidas.
Publicado por: Ángeles Torres