Es
necesario hacer un examen rutinario. Las diferencias entre las intenciones
positivas y las negativas son sutiles y a veces difíciles de detectar. La
costumbre de ver y hablar sobre los defectos de los demás, por ejemplo, a veces
es consciente y a veces no lo es. De hecho, el hábito puede estar tan arraigado
que ni siquiera advirtamos que estamos teniendo pensamientos inútiles sobre las
debilidades de otros. A menudo, tales pensamientos son las semillas de los
chismes. Estos tienen un efecto directo o indirecto no sólo en la persona de la
cual se habla, sino también en los chismosos. Aunque esta conducta se pueda
defender como inocente, las huellas dejadas por las intenciones negativas se
vuelven más profundas y deterioran el ambiente.
Otras
formas de intenciones negativas incluyen el demostrar que uno tiene razón
reprimiendo a los demás; manipularlos, aunque sea sutilmente; esperar el
respeto de los demás sin respetar o depender de otros debido a la propia inseguridad
interna.
Aun
cuando algunas de estas motivaciones pueden ser claramente evidentes para uno y
para los demás, otras intenciones pueden estar ocultas incluso para uno mismo y
requieren de un examen profundo para detectarlas, entenderlas y cambiarlas.
Las
intenciones positivas, por otro lado, se pueden reconocer cuando, de forma
natural y espontánea, respetamos y beneficiamos a los demás; apreciamos la
singularidad y las cualidades de todos y les damos la libertad de ser ellos
mismos. Incluso cuando debamos decir palabras que puedan percibirse como una
medicina amarga, como opinar sobre una conducta inapropiada o sobre algo que
pueda afectar la vida de alguien, las palabras se pronuncian directa y
honestamente, con humildad y con consideración hacia la sensibilidad del otro.
Cuando
se trata con dignidad y respeto al receptor de la opinión, se le escucha con
empatía y se le implica en las decisiones sobre los cambios, el diálogo se
puede experimentar como algo positivo, que abre las puertas a la oportunidad y
da a esa persona la experiencia del logro.
Publicado por:
Ángeles Torres