El Amor es simplemente una palabra que utilizamos
para describir la vibración más elevada de la energía del yo. No quiere decir
esto que no sintamos amor de los demás. Pero es la diferencia que hay entre la
ola y el océano. Recibimos olas de energía amorosa de los demás. Pero después
pasa, como debe ser, como ocurre con las olas. La ola no es nada en comparación
con un océano, con una fuente ilimitada.
Hay una fuente ilimitada de amor dentro de nuestros
corazones. No en el corazón de nuestro cuerpo, sino en el corazón de nuestra
alma. Tu eres tu corazón, tu eres el alma. Puede parecer que las palabras son
diferentes, pero en última instancia todas ellas, es decir, alma, corazón, yo, conciencia, apuntan
al mismo “yo” que dice “Yo Soy”. Esta fuente interior ilimitada podría compararse con un océano.
Las olas vienen y van, pero el océano de ese potencial amoroso está muy cerca
de tu yo. Estás en él. Pero solo puedes ser consciente de “él”, solo puedes ser
consciente de ser una fuente de amor, cuando se acaba el “querer” olas de amor
de los demás.
La clave para utilizar nuestra fuente interior,
nuestro océano, si quieres llamarlo así, es la intención. SOlamente la
intención exacta que hay tras nuestras palabras y acciones nos permite recurrir
a nuestro propio océano interior. Cuando lo hacemos, cuando damos sin
condiciones, puede que nos sintamos “oceánicos”, que es el sentimiento de tener
un suministro de energía ilimitado para dar.
Sentir esa fuente ilimitada como fluye desde nuestro
interior nos aporta felicidad.
Fuente: "El sistema inmunitario del Alma" Mike George Publicado por: Ángeles
Torres